CREER O NO CREER, HE AHÍ EL
DILEMA
Saltillo, Coahuila de Zaragoza; México a
17 de febrero de 2016
Las
creencias de cada quien son respetables e inviolables. Durante siglos y siglos,
la libertad de creencia y pensamiento ha enfrentado una lucha ardua por llegar
a la victoria. Durante la historia de la humanidad, vemos como poco a poco la
libertad ha ido adquiriendo fuerza y respeto. Eso ha costado mucha sangre y
sudor, ya sea en México, España, o Estados Unidos. La lucha por las libertades
ha sido costosa, mas no infructuosa.
Puedes
creer o no creer en una deidad, sea Cristo, Buda, Tláloc, Ra, o hasta en
Maradona. Así como el no creyente lucha por su libertad de no creer, y su
decisión que lo mundano es mundano, que no hay deidades, santos ni vírgenes.
Sendas
discusiones sobre el tema; no trato de escribir sobre la existencia o
inexistencia de dios o dioses, sino intento centrarme en la libertad de creer o
no creer. El ser ateo no te hace culto, y el ser creyente no te hace tonto. El
ser creyente no te hace tener la razón, y el ser ateo no te hace estar
equivocado.
Todos
los días vemos muestras de fe en las redes sociales sobre tal o cual religión o
creencia. San Judas, San Benito, San Fulano, San Sutano, Santa Perengana.
También los post de fanatismo contra los videojuegos, por ejemplo, y los de
ateísmo reclamando supremacía intelectual.
El
que no cree no es del diablo. Al final para él, tampoco existe. Y el que cree
no es divino. El no creer tiene la consecuencia de ser señalado, y ser objeto
de bombardeo de evangelización. ¿Por qué no crees? ¿No ves que él murió por ti?
Pruébame que no existe. Pero el que cree también es señalado como fanático,
mocho, etc., como si se tuviera derecho a juzgar tanto del uno o del otro lado.
El
exceso en ambos bandos existe. Críticas abundan de unos hacia otros, y de otros
hacia unos. La lucha entre los que creen, los que creen otra cosa y los que no
creen, es encarnizada. Se despluman cual si fueran gallos de pelea. La historia
está llena de muertes en nombre de dios, sea cual sea su nombre, como también
en nombre del ateísmo. Estúpido es asesinar por creer, como por no creer.
Ejemplos
de muerte y destrucción hay miles. Genocidios, atentados, terrorismo, desde el
principio de los tiempos hasta el día de hoy. La imposición de religiones a
través de la fuerza, judíos contra musulmanes, católicos contra protestantes,
fascismo y stalinismo, todos imponiendo y prohibiendo creencias.
Tanto
los creyentes como los no creyentes debemos tolerar y respetar. La razón no
tiene dueño y tu razón no es obligatoria para con los demás; el derecho a creer
no te da el de imponer tu creencia, y el derecho a no creer no te da el de
prohibir una creencia.
F. Abraham Tobias Hernández.
fabrath@hotmail.com
@AbrahamTobias
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